PAUTAS PARA INTERROGAR Y LOS PROBLEMAS DEL TESTIMONIO

 LOS PROBLEMAS DEL TESTIMONIO

En términos generales los testimonios se deben atacar en tres frentes:

Memoria: qué tanto recuerda el testigo.

Coherencia: Que su relato no sea contradictorio, o no se contradiga con las demás pruebas.

Credibilidad: Que no exista engaño o mentira.


Sin embargo, existen otros aspectos que se deben evaluar del testigo, y que se deben tener en cuenta al realizar un interrogatorio o un contrainterrogatorio.



Un testigo narra lo que percibió a través de sus sentidos, pero al mismo tiempo, los hechos son objeto de interpretación, y la realidad misma puede ser objeto de varias interpretaciones. Un mismo hecho puede tener dos interpretaciones o más dependiendo de quién lo interprete o lo analice, para una persona una frase puede sonar amenazante, pero para otra, puede sonar como una broma.

Los testigos pueden tener una percepción particular sobre determinados hechos, y ello no implica que estén mintiendo, el problema es que de esa percepción pueden sacar conclusiones erróneas, pueden hacer juicios erróneos, pueden hacer suposiciones y pueden hacer interpretaciones. El trabajo del interrogador, es extraer la narración de los hechos relevantes, y diferenciarlas de las suposiciones o interpretaciones erróneas.





Existe una frase que dice que si una persona dice una mentira, tendrá que decir muchas más para ocultarla. De esta manera, cuando alguien está mintiendo sobre algo, puede comenzar una cadena de mentiras, hasta que la evidencia lo descubre.

También existe una regla de que, si alguien hace una afirmación se encuentra obligado a justificarla, de esta manera, por principio lógico y por coherencia, las personas tratan de justificar sus actos, muy a pesar de que no sean buenos.

El trabajo del interrogador, es detectar las mentiras y hacerlas evidentes en el juicio para desacreditar al testigo. Por ello, si es importante tener suficiente conocimiento del caso y de las demás pruebas, para descubrir las contradicciones y evidenciarlas en el interrogatorio.


Las creencias y las creencias religiosas, también son un factor determinante en la narración de un hecho. Las personas suelen ocultar, anular o borrar en sus relatos hechos que vaya en contra de sus creencias, por convicción o por vergüenza. La coherencia obliga a la persona a ocultar situaciones en que se pone en duda lo que siempre ha pensado o como siempre ha aparentado comportarse.

Recurrir a las creencias religiosas de los testigos, es un tema muy delicado, porque la reacción del testigo y de la audiencia puede ser adversa, pero cuando se evidencia que la persona miente por su creencia, o está ocultando algo por el mismo motivo, deben utilizarse con mucha destreza los principios de dicha creencia que el testigo esta vulnerando, haciéndolo reconducir su declaración con base en la coherencia.



El odio o la envidia frente a una persona o grupo de personas, puede sesgar el testimonio de alguien. Los odios fundados o infundados, motivan a una persona a desfavorecer a quién odia, y a favorecer a sus contradictores. Se pierde la objetividad cuando se escoge un bando.

Personas racistas, extremistas o fanáticas ideológicas, religiosas o políticas, suelen atacar con odio a sus contrarios. Cuando se evidencian estos sesgos u odios, el interrogador puede atacar la credibilidad de un testigo.




Quién ha manipulado una situación para llegar a un juicio, seguirá haciendo todo lo necesario para conseguir su objetivo. Los abogados tienen fama de ser los que manipulan a los testigos, las pruebas y el juicio, pero también existen víctimas o victimarios con un perfil manipulador, que convierten el juicio en un drama teatral, llorando, gritando y mintiendo, donde se meten tanto en el papel que se lo terminan creyendo.

Personas con la necesidad de mentir, de buscar protagonismo o de llamar la atención sobre sí mismo, son personas que hacen cualquier cosa para conseguir sus fines. Un juicio puede ser el papel protagónico de su vida, y meten a todo el que quieren asignándoles roles. Toda la realidad la tergiversan con base en el guion que montaron en su cabeza, y suenan tan convincentes que hay que trabajar muy duro para bajarlos de la tarima.

Testigos así son bastante adversos, suenan convincentes y se apegan a su libreto, con la posibilidad infinita de seguir inventando otras escenas.




El testimonio de una persona depende de su grado de instrucción, su conocimiento, su edad, su religión. Hay testigos que por su falta de educación incurren en una serie de errores de conceptos, de análisis y de percepciones. Igualmente, no es lo mismo un testigo adulto mayor o un niño. En estos casos, el interrogador debe buscar ser lo más paciente y simple posible para que la persona comprenda lo que se le está preguntando.

Igualmente, cuando se trata de testigos calificados con conocimientos profesionales o técnicos que pueden aportar una visión diferente sobre los hechos. En igual sentido, se debe tener mucho cuidado con los testigos calificados pues también pueden utilizar sus conocimientos a favor de una de las partes del proceso, o a su favor, aprovechándose del desconocimiento de la audiencia en el tema.

También hay testigos que por su timidez no transmiten la credibilidad necesaria, por los nervios o por el miedo a hablar en público. También hay testigos arrogantes, antipáticos o despreciables cuya declaración afecta la empatía del juez y de la audiencia. En estos se requiere trabajar de forma previa para que transmitan su testimonio y generen claridad y empatía hacía ellos.

Los estereotipos sociales también influyen en un testimonio. El grado de credibilidad de un testigo puede generarse a través del estereotipo que transmita. De esta manera, el testigo niño, genera un impacto hacia la audiencia muy grande, pues existe la propensión del ser humano de proteger a los niños, a los ancianos y a los que tengan una  condición especial de vulnerabilidad: mujeres, mujer embarazada, etc.

De otra parte, existen otros estereotipos negativos, donde la persona encaja en un perfil malvado, como el drogadicto, el alcohólico, el vago, el hombre maltratador, el policía corrupto, etc.

Manejar los testimonios de personas con ventajas de protección, es importante tanto cuando sus declaraciones son a favor, como cuando son en contra. Atacarlos no es una opción muy recomendable, pues desatarás la ira de la audiencia.

Igualmente tratar de exaltar a un testigo con el estereotipo negativo, también es difícil, si no se sabe trabajar, pues también encontraras una reacción adversa de la audiencia.




El interés en la contienda es determinante para construir una versión sobre los hechos, por regla general son las partes las que tienen un interés manifiesto en la sentencia, y por ello, son esas declaraciones la que los jueces analizan con beneficio de inventario, sin embargo, en muchas ocasiones los testigos tienen intereses ocultos, y no es tan evidente descubrirlo, se requiere de mucho trabajo de investigación previa, para descubrir la relación que puede existir entre un testigo y alguna de las partes, o si alguna de las partes le ha ofrecido algún beneficio a cambio de una declaración favorable.

















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