Quien gana un juicio? El que tiene la verdad?

 


¿Quien gana el juicio? El que tiene la verdad? O el que tiene el mejor abogado?

En muchas ocasiones los abogados son contratados para hayar una versión diferente de los hechos y que le convenga al cliente. ¿Qué se le ocurre al abogado para defendernos? Es lo que pregunta el cliente. 

Los abogados al analizar un caso, buscamos con base en las pruebas que se tengan una versión de los hechos diferente a los de la contraparte. Las pruebas también se interpretan, y muchas veces pueden apoyar dos versiones o más, siempre que concuerden con otras pruebas. 

Se trata del trabajo más complejo de un abogado, y es encontrar una versión lógica de los hechos diferente a la contraparte, con base en las pruebas aportadas. En el derecho penal, se habla de buscar una duda razonable, en la teoría del caso de la Fiscalía. 

Es encontrar una fisura en las pruebas de la contraparte, para sugerir otra historia lógica de lo que ocurrió, por ejemplo, la persona sí lo mató pero en legítima defensa, o si realizó el giró de los recursos públicos, pero actuando con la convicción de que su actuación era completamente legal, el imputado si estaba en el lugar de los hechos, pero habían tres personas más que pudieron haber realizado el delito, pero no fueron investigados. 

El argumento que usa el abogado son:

Lo que dice la fiscalía qué ocurrió, es absurdo. 

Lo que realmente ocurrió fue otra cosa. 

Si hubiese ocurrido eso, debió darse esto otro. 

El trabajo de revelar la verdad

En muchas ocasiones, los abogados debemos descubrir la verdad de lo que dice nuestro cliente, que tiene todo en contra, y la fiscalía ha montado todo un teatro, con todas las pruebas que lo incriminan. 

Son de los casos interesantes, donde poco a poco se van desvirtuando las pruebas, y se va revelando la verdadera versión de lo que ocurrió, haciendo de un caso perdido, un gran triunfo. 


El arte del buen mentir. 


No hay que asombrarse si se dice que los clientes contratan a un abogado para que les enseñen a decir la mejor mentira y a ocultar la verdad. 

El abogado tiene fama de ser un sofista, que habla con elocuencia de algo, aunque no sea verdad. 

Para muchos, el abogado es un encantador de serpientes, alguien que habla, convence y saca siempre un buen resultado. 

Las cosas no siempre ocurren así, y cuando se descubre la mentira, las consecuencias son totalmente adversas. 

Ahora bien, para que una mentira triunfe, debe confluir muchos errores de la contraparte para probar la verdad, o la mentira es apoyada por prácticas corruptas, como el soborno a los jueces, los testigos y los peritos. 


El derecho a mentir. 

En el derecho penal, el procesado tiene los  derechos a defenderse y a no autoincriminarse, por tanto, su declaración no se da bajo la gravedad de juramento, y puede dar su versión sin el apremio de incurrir en prejurio. Así que puede declarar, decir su versión de los hechos y puede mentir. 

De esta forma, la credibilidad es fundamental en estos casos, pues, el procesado, al tener un interés claro en no ser sentenciado, y teniendo en contra la solidaridad de la audiencia con la víctima, su declaración siempre se ve como sospechosa o bajo beneficio de inventario, en otras palabras, muy poco se le cree, a menos que goce de respetabilidad y la víctima tenga fama de mentirosa, o que su versión concuerde lógicamente con otras pruebas. 






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