El abogado y el amor

 




Ser abogado no nos excluye de tener nuestras particularidades en el amor, miremos algunas de ellas:

1. Forma de vestir: nuestro trabajo nos exige mantener una buena apariencia personal, en climas fríos, se nos distingue por el saco y la corbata, en los climas cálidos, por buenas camisas y pantalones. Hay abogados muy formales que mantienen el hábito de vertir muy elegante; hay otros excentricos que resaltan con modas particulares como corbatas, camisas, pantalones, medias y zapatos muy particulares que resaltan en cualquier escenario y no pasan desapercibidos. Al parecer, el abogado no solo compite con sus colegas en su trabajo, sino en la vestimenta, así como te ven te tratan.  En síntesis su apariencia es importante en su trabajo y en su vida personal. Eso lo hace exigente, sofisticado y a veces excéntrico. Es muy visual, exigente y arrogante, lo que lo hace a veces preferir la soledad, o porque no soporta a los demás o porque no se lo soportan a él. Esto aplica tanto para hombres y mujeres.

2. Su forma de hablar. Los abogados son estudiados, leídos y entrenados para argumentar, tienen un buen manejo del lenguaje, y están acostumbrados a discutir. Saben que decir, escogen bien sus palabras y sus argumentos, lo cuál, los hace muy difícil para entablar una discusión. Cuando son testarudos o mentirosos, sus argumentos exasperan y desesperan a su pareja. Cuando son agresivos son hirientes y humillantes. Cuando son románticos saben que decir y expresan fácilmente sus sentimientos, son apagadores, poetas y sensibles. En todo caso, las peleas maritales entre dos abogados son para alquilar balcón.

3. Sus horarios: de acuerdo con su trabajo tienen horarios intensos, absorbentes y que exceden de los horarios normales de trabajo. Hay viajes, hay audiencias extensas, hay reuniones con clientes, hay escritos que hay que estudiar dentro de unos plazos, hay audiencias que preparar. El abogado maneja mucha presión y su horario depende de la intensidad de su trabajo. Esto lo puede hacer irritable por el estrés que maneja, y cuando es adicto al trabajo, no tiene mucho tiempo para dedicarle a la familia.

4. Sabe proteger a su familia, su profesión y su conocimiento, además de la disposición de aprender de todos los campos, su experiencia y manejo de los conflictos hace que tenga una respuesta a cada situación que se le presente. Al estar acostumbrados a defender los intereses de los demás, son mucho más intensos al defender los intereses de los suyos. Son a veces sobreprotectores, y cuando de su trabajo surgen peligros son a veces paranoicos. Por regla general suelen dar buenos consejos y saben que decir para reconfortar a la otra persona.

5. En caso de divorcios y sucesiones de su familia, son plenamente conocedores del derecho suyo y el de los demás, así que no dejan que abusen de sus derechos, pero si suelen abusar de los derechos de los demás.









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