EL DERECHO ES PARA VALIENTES


 

Sin dudas, ejercer el derecho requiere de mucha valentía, implica superar el temor de hablar, de actuar, de negociar, de escribir, y de enfrentarse a la contraparte, a los funcionarios públicos como policías, jueces, contralores, fiscales, procuradores y demás.

Pasar de ser atacado, a ser atacante, es una de las principales cualidades que deben desarrollar los abogados. El discurso de los derechos, y en especial el de la violacion de los derechos y garantías fundamentales, es la principal arma, para convertir una lucha perdida, en una batalla más equitativa, e incluso en una victoria inesperada. 

El abogado siempre es un personaje importante para su cliente, pero es muy molesto para la contraparte. Recibe toda la carga del conflicto - y a veces uno que otro golpe o una que otra bala-, porque asume toda la representación y la palabra del cliente, y debe enfrentarse con valentía, contando nada más que con su lenguaje y conocimiento jurídico a todo el que lo quiera agredir. 

Salir corriendo no es opción, llorar solo después de la batalla, y aun dándolo todo, hasta tu mismo cliente no te reconoce la hazaña. 

En esta profesión no hay forma de garantizar un resultado. Puede que te vaya bien haciendo poco, o que te vaya mal haciendo mucho, tu obligación es siempre dar la pelea. 

Ejercer el derecho, es una constante lucha consigo mismo, de superar sus propios límites y los miedos, estudiar cada caso, cada prueba y utilizarlo a tu favor,  y a partir de ello, crear los mejores argumentos. Se debe poner constantemente a prueba a tu inteligencia y tu temperamento, para hacer bien tu trabajo.

Y es cierto, en esta profesión te ganas enemigos, propios, ajenos, ganados a pulso y gratuitos. Es una profesión donde se enfrentan constantemente los egos. 

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