CUANDO NO ELEGIR UN CASO


Una de las habilidades que debe desarrollar un abogado en su profesión es saber decir que No, es decir, no aceptar, o rechazar un caso. 

Los abogados y las firmas de abogados también dependen de su fama y su imagen, y esta en gran parte depende del trabajo y del trato que se le de al cliente. 

La sinceridad y honestidad son principios importantes en el ejercicio de la profesión. 

El derecho no es una ciencia exacta, una de las reglas que debe manejar un abogado es que no se puede garantizar un resultado, pero si hay reglas contenidas en las normas y en la jurisprudencia que anticipan una igual solución de derecho a una misma situación de hecho, pero incluso a pesar de ello, hay veces que la prueba es la que falla. 

Así las cosas a los abogados se nos presentan diferentes clases de casos:

Casos ilegales: implican actos contrarios a la ley y fraudes, son casos que por ética se deben rechazar.

Casos inconducentes: No tienen base jurídica, son casos rechazados por los tribunales o no tienen soporte probatorio. Por honestidad y decencia, un abogado no debería aceptar ni cobrar por llevar un caso inconducente. 

Casos fáciles: son aquellos cuyo soporte legal y probatorio permiten anticipar un éxito mayor, del 80 al 100%. Son los que permiten aumentar la fama y el buen nombre. 

Casos difíciles: son los que tienen una tasa de éxito menor del 50%, ya sea porque no hay regla jurídica clara o porque la prueba sea difícil, pero cuando se ganan aumentan más la fama y el buen nombre. Lo importante en estos casos es ser claros con el cliente y no hacer falsas promesas. 

Casos perdidos: no existe probabilidad de éxito, pero se busca negociar para atenuar la sanción o los efectos adversos, como acceder a un descuento en el pago. Es decir, ni aún en un caso perdido un abogado deja de trabajar. 

A diferencia del médico el abogado si puede escoger sus casos, y puede rechazarlos, por representar un peligro para su vida, por no llegar a un acuerdo en los honorarios, o por razones éticas, religiosas o morales. Hay ocasiones en el que se nos Presenta un caso que no manejamos o no tenemos experiencia, en esos deberíamos remitirlo a un colega o apoyarnos en uno que si lo maneje, o estudiarlo como si fuere su primer caso y prepararlo bien. 

Los abogados somos los guardianes de la Ley, los protectores de los indefensos, los amantes de la justicia y los precursores de la razón, por ello, y tenemos diferentes motivaciones para aceptar un caso, pero hay que ser muy audaces al escoger los casos, pues de ello depende nuestra imagen, nuestra economía, nuestra seguridad y nuestra realización personal, académica y profesional. 

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