¿SIEMPRE HAY QUE JUGAR AL ABOGADO DEL DIABLO EN EL DERECHO? R/SI
¿SIEMPRE
HAY QUE JUGAR AL ABOGADO DEL DIABLO? R/SI
Si quieres tener seguridad de los efectos
de tu trabajo como abogado, y confirmar que tus argumentos, pruebas y escritos
van por buen camino, debes comprobarlo jugando al abogado del diablo, y no se
trata de la mera revisión y corrección de la redacción.
La expresión “jugar al abogado del diablo”
significa tratar de verificar la fuerza de los argumentos, de las posturas o de
los testigos, a través de cuestionamientos fuertes, buscando puntos débiles que
pueda explotar el contrario.
Es un proceso de verificación que
fortalece la propia postura, mirada desde la otra orilla, es decir, desde tu
contrincante. En muchas ocasiones, al ver las cosas desde un solo ángulo, te impide
ver la totalidad de la escena, y pierdes muchos detalles. Cuando no verificas
tu postura desde otra perspectiva u otra óptica puedes perder detalles que tu
contraparte al tenerlas, te puede hacer mucho daño.
En todo proceso existen dos partes, y en
efecto, cada una tiene un argumento que puede ser también válido y fuerte,
omitir a tu contraparte es un grave error, y menospreciarlo, puede costar muy
caro. No hay enemigo pequeño según dicen, y confiarse en que la otra parte es
inofensiva o está perdida, es una arrogancia que no se debe cometer. Por eso,
es que además de redactar una demanda o un escrito de acusación o un pliego de
cargo, es necesario leer con detención lo que contesta o lo que propone la otra
parte, e inmediato, buscar los argumentos y las pruebas para contrarrestarlo.
Sin embargo, antes de iniciar una acción,
cuando no se tiene la contestación de la contraparte, es necesario predecirla
para contrarrestarla antes de, y que la pretensión tenga todas las posibilidades
de prosperar, ello se llama jugar al abogado del diablo. Con una autocrítica o
buscando la ayuda de otro, se anticipa el actuar de la contraparte, para evitar
una reacción que nos pueda tumbar todo el caso, o disminuir sus efectos
desfavorables.
Uno de los métodos más prácticos y más
fáciles para valorar un argumento, es el método de Toulmin, el cual se
encuentra dividido en cinco etapas de valoración:
Pretensión.
Razones.
Contra argumento.
Garantía.
Respaldo.
De acuerdo con este modelo, un proceso de
argumentación jurídica permite un método de comprobación del resultado de la
argumentación que consiste en verificar lo siguiente:
Pretensión: Es la finalidad del argumento,
es lo que se pretende, demanda, exige. A veces también es la conclusión
(Atienza, 2018). Es la guía o el destino de un argumento. Un argumento sin
pretensión, no es claro, no se sabe a dónde va, es difuso y confuso. Un
argumento sin pretensión es un barco a la deriva, es divagar mientras se está
hablando. El receptor del mensaje, termina preguntando con desesperación ¿Cuál
es su punto? ¿Qué me quiere decir? ¿Qué quiere que haga?
Razones: Son los soportes que fundamentan
la pretensión. Son las pruebas, y esas pruebas son documentos, evidencias,
estudios, entrevistas, testimonios (Atienza, 2018). Es la aplicación del
principio de “dame la prueba y te daré el derecho”. ¿Tienes suficientes pruebas
para soportar tu pretensión? Los argumentos deben ser comprobables y soportados
en pruebas. También hay que entender, que las razones son los argumentos que se
elaboran para soportar unas premisas que avalan tu conclusión, y que prueban inferencias
que sobre tus conclusiones haces previamente.
Contraargumento: Todo argumento tiene una
objeción. La idea es anticiparse a las objeciones y saber las debilidades y
ataques que tu contraparte puede argüir en contra de tu postura (Atienza,
2018). El contraargumento sirve para evaluar, si aún con las objeciones, tus
argumentos se mantienen.
Garantía: Un proceso de refuerzo de los
argumentos iniciales, luego estudiar los contraargumentos que se pueden
esgrimir en contra, se presenta la oportunidad de ampliarlos, explicarlos y
rebatir los contraargumentos, con los mismos argumentos iniciales (Atienza,
2018).
Respaldo: Se utiliza, cuando tu argumento,
y la garantía no son suficientes para persuadir o evadir la objeción, por lo
que se requiere de un nuevo argumento que respalde tu postura (Atienza, 2018).
Hacer este proceso de valoración de tus
propios argumentos permite mejorar a partir de la autocrítica, la estructura y
lógica de tus argumentos, concretando previamente las pretensiones, reuniendo
las pruebas, anticipando las objeciones y diseñando un respaldo a tu
argumentación, para conseguir mejores resultados.
Si en el ejemplo de Sherlock Holmes
(Atienza, 2018), que llega a un pueblo, y le colocan el caso, en el cual se
habían robado un caballo en una granja, y habían detenido a un foráneo.
Llega Sherlock Holmes y Pregunta:
¿Dónde estaba el caballo?
R/ En el establo.
¿En el establo había perros?
R/ Si.
¿Alguien escucho ladrar a los perros?
R/ No
Suelten al foráneo que el no tuvo nada que
ver con el robo.
Pretensión: El foráneo es inocente.
Pruebas: Los perros, no se oyó un ladrido
por parte de los testigos, el establo, el caballo.
Contraargumento: Pudieron drogar a los
perros.
Garantía: Los perros, aún estando
dormidos, detectan y reaccionan a un extraño.
Respaldo: Hagámosles una prueba
toxicológica a los perros.
Bibliografía:
Atienza,
M. (2018). ¿Qué es la argumentación jurídica? Video. En la siguiente dirección
web: https://www.youtube.com/watch?v=et0P4JPzER4 consultada el 9 de Noviembre de 2021.
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