¿COMO COBRA UN ABOGADO?




 ¿COMO COBRA UN ABOGADO?


Uno de los principales problemas que enfrenta un abogado cuando trabaja, es determinar cuanto vale su trabajo.

El abogado tiene que prestar un servicio, no vende como tal un producto, aunque paralelamente puede definirse que el servicio que presta un abogado debe entenderse como un producto.

En este punto, el abogado define si su servicio lo presta personalmente o a través de una firma. Si es un servicio que implica la prestación personal del servicio, quiere decir que el cliente contrata con el abogado por sus condiciones personales, y no con una firma, y ello implica que no se contrata con un grupo de personas que están respaldado el servicio, sino con el abogado individualmente hablando.

Cualquiera de las dos posibilidades son válidas y tienen tanto ventajas como desventajas, pero de ello también depende el precio que se debe cobrar, pues no es lo mismo cobrar para los gastos individuales de un abogado, que los gastos colectivos de una oficina.

El abogado debe cobrar por su gestión cualquiera sea, puede ser una asesoría, un concepto, un trámite administrativo, un trámite judicial, y debe pensar siempre en el tiempo que debe invertir para cumplir con su encargo.

Una de las mejores opciones para tasar los honorarios es cuantificar el valor de la hora de trabajo, a partir de ello, es posible cuantificar cualquier servicio. La cuantificación por hora sirve mucho para establecer tarifas de servicios de corta duración, como reuniones, asesorías o conceptos. Pero para las actuaciones administrativas o judiciales, los parámetros suelen cambiar, pues no todo cliente esta en capacidad de pagar por horas, en una actuación muy larga.

También los abogados suelen cobrar por etapas, y ello implica tener claro las diferentes etapas en que se divide un proceso, y tenerle un precio preestablecido. El problema con estas ofertas es que el precio se puede congelar por años, y genera un desbalance en el precio del servicio, por ello, es mejor, que estos precios sean tasados en salarios mínimos legales vigentes, lo cual actualiza el precio con el paso de los años.

Otra forma que utilizan los abogados para cobrar, es el pago de un anticipo, y el resto al terminar la gestión. Por regla general se tasa un precio global de la gestión que se acuerda con el cliente, y se solicita un anticipo para firmar el poder, y se deja el pago del resto al final. Este es un sistema muy riesgoso para los abogados, pues no hay garantía de pago total, y si el trámite se alarga o no sale como se espera, los clientes no terminan de pagar. Sin embargo, este es un sistema que le gusta mucho a los clientes, y que a veces los abogados aceptamos a regañadientes.

El pago por asesoría es otra de las formas de pago que se utilizan, se desiste de colocar un precio a cada trámite, y se celebra un contrato de asesoría global con el pago mensual de unos honorarios previamente establecidos. En estos casos, los honorarios son rentables de acuerdo con la carga de trabajo, así, si un contrato de asesoría se tasa unos honorarios de $3'500.000.oo, es rentable, si la carga de trabajo mensual no supera 20 actuaciones, pero si la carga de trabajo supera las 50 actuaciones mensuales, los honorarios no terminan siendo muy rentables.

El cobro a cuota litis, el abogado fija como honorarios un porcentaje de lo reconocido a su cliente de la sentencia, y que puede oscilar entre un 30 o 50% de lo que se logre recuperar en el litigio. Es una forma que se utiliza en muchas ocasiones, cuando el cliente no tiene recursos para pagar un anticipo, y cuando las sumas demandadas son altas, y el abogado considera casi segura la sentencia. Esta forma de cobro, es rentable para demandas con montos de dinero muy grandes, y cuando el tiempo de gestión es relativamente corto, como de 3 o 4 años, que tendría el abogado que subsidiar con su trabajo y sus recursos toda la gestión. En estos casos también se requiere que el abogado tenga suficientes reservas para soportar la gestión sin ningún tipo de prestación.

El tema central en todo esto, es saber cuanto vale su trabajo, su tiempo, su esfuerzo y que el precio, no solo remunere los gastos y costos, sino también genere ganancias. 

En muchas ocasiones, hay abogados que dicen lo siguiente: "existen casos buenos, casos malos, casos excelentes y casos pésimos, en unos se ganan, en otros se pierde..." Pero ello no debe ser así, para que ello no ocurra es necesario tener en cuenta los siguientes criterios:

Un mal cliente, es aquel que no paga lo que vale el trabajo, y pretenderá siempre que le trabajes a perdida. Es mejor rechazar a un mal cliente, para buscar buenos clientes.

Un buen cliente, paga no solo lo que cuesta el trabajo, sino que te deja una ganancia. Hay que enfocarse en atraer buenos clientes y rechazar a los malos.

Cada trámite tiene un costo, un margen de utilidad y ganancia, si no respetas ello, estás perdiendo tu trabajo.

Los buenos negocios no deben subsidiar los malos negocios, porque estás perdiendo dinero.

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