¿Te casaste con un abogado? Ten en cuenta que él está entrenado para discutir.


Las discusiones entre las parejas son una situación bastante compleja, y cuando se es abogado, se podría decir que se tiene una cierta ventaja por formación y experiencia. Un abogado tiene una respuesta para cada pregunta, a veces buena, a veces mala, pero por regla general siempre tiene algo que decir, el problema grandes, es ¿Qué hacer con semejante arsenal de argumentos en una relación de pareja?

La finalidad de una discusión es superar un problema y llegar a acuerdos, el tema es que muchas veces las personas se concentran en quién tiene la razón o quién gana la discusión. 

En un debate común dos o más partes tienen un punto que someten a discusión, y cada quien crea uno o varios argumentos que sostiene su postura. Los abogados  han sido entrenados para reaccionar a cualquier discusión creando argumentos, buscando pruebas, y haciendo una relación entre los argumentos y las pruebas, y además de todo eso, se nos enseña a ponderar situaciones extremas, así que tenemos la capacidad para encontrar excepciones a una regla general, o podemos plantear una regla general para una situación particular, pero bueno, eso es un asunto de nuestro pensamiento complejo.

Discutir con un abogado no es fácil, máxime si los argumentos no son buenos, porque por instinto tiende a destruirlos y a dominar a su contraparte con su discurso.

Esta habilidad que desarrolla el abogado, no es siempre buena, en especial para las relaciones de pareja. En el libro como influir en otras personas, se dice que ganar una discusión no te produce grandes beneficios porque la persona que sufre la derrota se siente humillada y quedará lista para tomar una venganza cuando se le de una oportunidad. Así las cosas, ganar una discusión te hace ganar a un enemigo, que te guardará mucho rencor, y estará a la espera de cualquier equivocación para tomar venganza.

El problema es, ¿Qué se debe hacer cuando en efecto, tu pareja te acusa de algo que no has hecho e insiste en que tiene razón? ¿Quedarse callado? ¿Asumir la culpa cuando se es totalmente inocente? Eso va en contra de la lógica y forma de ser de un abogado. Ante una postura así, hay muchas personas que se dan por vencidas y terminan diciendo "piensa lo que tu quieras", "haz lo que tu quieras", o respuestas similares, pero un abogado por regla general no se da por vencido, y seguirá  insistiendo en que tiene la razón.

¿Qué se debe hacer cuando la interpretación de los hechos no guarda relación con la realidad y se encuentra amañada por conveniencia? Es igual, un abogado por su formación, buscará la forma de desvirtuar esa interpretación y demostrar lo contrario a lo que se está diciendo y a su vez, descubriendo las intenciones detrás del discurso.

¿Qué hacer cuando la pareja con rabia saca a relucir el pasado solo con el objeto de lastimar, y que no guarda ninguna relación con la discusión del presente? Pues el abogado se defiende demostrando la falta de relación entre el pasado y la discusión actual.

Como dije anteriormente, el abogado tiene respuestas para todo, sabe argumentar y se fundamenta en pruebas, es una reacción casi que automática de acuerdo con su formación profesional y su experiencia.

La problemática con esta capacidad para discutir, es que al mismo tiempo, se tiene capacidad para burlarse, humillar y herir. Los argumentos irónicos, sarcásticos e irrespetuosos, también hacen parte del arsenal de oratoria de los abogados, y como dije, no favorecen en nada hacia futuro, y menos en una relación de pareja. Estos argumentos son, como tener una pistola cargada en el bolsillo en medio de una riña, porque se tiene al alcance, sabes que te dará una ventaja, pero luego vendrían muchos problemas: Me insultaste, me maltrataste, me humillaste, etc. Tal vez sea esta la principal razón por la cual, no sea fácil casarse con un abogado, o que muchos abogados se separen.

Esto sin duda es un gran problema, porque es una lucha contra uno mismo, de manejo de las emociones propias (rabia, indignación o frustración) y de autocontrol, que no siempre es fácil. La dificultad radica en cómo explicarle a alguien (a quién amas) en buenos términos que esta equivocado y que no se sienta mal. Pienso que esa es la clave, no se trata de convencer -a un juez o a un jurado para que te de la razón-, sino de explicar en buen tono, qué no está bien, qué es falso y por qué es un error, solo hasta ahí podemos llegar, más allá solo podemos decir "No", "no es cierto", "es falso", y dar tiempo, a veces las personas necesitan tiempo para pensar.  Lo recomendable es mantener la calma y no explotar con toda esa prosa que tenemos reservada -y acumulada- para ejercer nuestra profesión.

Ahora bien, también es de entender que el fin de la argumentación (según Habermas y Alexy) no es ganar una discusión -como muchas veces se enseña-, sino de llegar a acuerdos, una discusión es una oportunidad de avanzar a una situación mejor de la que se encuentran, y en las relaciones de pareja, una discusión debe pensarse en buscar acuerdos para que las cosas mejoren. Mantener la calma, ser asertivos y no caer en provocaciones son algunas pautas generales, pero en la práctica, hay que controlar las emociones, en especial la rabia y la frustración, que son detonantes de una mala reacción.









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